martes, 15 de febrero de 2022

Sabor - Andrés Aguilar Pérez


 











Sabor a to’ me sabe a ti


No me sabe mi boca a helio tanzano,
ni transpiro irritación en lenguas vernáculas
que aspiran a complicar
aumentando el DRAE con mis banalidades.

Casi a veces, cuando nacemos juntos
y caminamos juntos
y te pones mis sulfurosas camisetas
que rozan y han acariciado pezones
pero no te puedes poner mis dedos
mis dedos no son los dedos que abren tus labios.

Siempre has soñado ser mi almohada
para sostener mi cabeza durmiendo y tú,
durmiendo, me acompañas,
fortuna de su turbio velo
el sueño oscuro de mis divertidas,
perversas pesadillas.

¡Cómo te recuerdo!

Y se advierten signos en los cielos
caen como bloques de un estúpido
juego de construcción de necedades,
nada tiene sentido si te quedas
donde estás y no me atrevo
a dar un paso al vacío del mañana
para desencriptar jeroglíficos
que aterrorizan, ágrafas mis neuronas,
no entender cómo me miras
cuando me hablas y cuando omites.

El helio no huele,
no hay selvas en las ciudades,
alambradas colmenas
que sirven de residencia
a la soberbia y a olvidados sueños
que dejaron de aspirar a nada.

No te olvido porque no quiero,
solo quedan en los huecos de mi memoria
el suspiro de pájaros congelados
en las perennes selvas de Siberia
y cumpleaños en septiembre.

El helio no huele,
igualmente me inquieta la duda
de saber cómo con lechuguilla
de lino y almidón
podría mirarme el ombligo
y si escribo cartas de condolencia
a mi martirizado cerebro,
que conservo en aguardentosos tarros
para seguir cultivando mi ego
en tu ignorancia impregnada de amor,
así te engaño en mis sueños
mientras tus tardígrados
todos tus tardígrados viajan
por el espacio, ausente
de oxígeno y de vida,
buscando mezclarse
con los motivos que nos separan:
tu a Siberia y yo
a la ausencia de helio en mi boca,
un espacio infinito entre tus labios
mi lengua y las papilas gustativas
que peinan tus pupilas ebrias de miradas,
sustantivas y diminutivizadas.

Andrés Aguilar

No hay comentarios:

Publicar un comentario