Las cebollas vacías
Un día ves que las cebollas vacías,para rellenarlas, han picadotu corazón en cachitosy tus higaditos y los ajospara hacerlas en un hornoquemando mucho.
Y vuelves de tu puto trabajode poeta jodidosentado en un banco en un parquefumando petas de marihuanay bebiendo de una litronacansado de rutinainventando ficciones de amory sexo.Jodido trabajo.
Pones todo el cariño,cariño del mundo, en buscarardid que dé motivo al¿por qué te vas?
Tan ligera y sin adiósy cuando llego de trabajardejo en la cocinaentre platos con adiós de mohoy odiosla botella de cerveza.
Hoy no he ganado en aguardienteni porrospara comprarte diamantesfalsosni perlas aliñadasni las machacadas con corazonesde esas aceitunasque ya no recuerdas que laten.
Porque nunca serán poemaspara que seas feliz.
Cada día te horrorizo más a tiy pienso que eres un barco murcianosin redes ni marinerosni ancla ni remos,ya te veo alejarte, pañuelos adiosesy te estrellas contra bajíosdescorazonadoscomo mis besosy mis sirenas alcohólicas.
No habrá más aceitunas aliñadasni actitudes pidiendopermiso para hablar o pararozar tu pellejo esquivoen negro sobre blancoesquivo… esquivo,me voy a trabajarfumando mis porros y mi cervezasoñando pisar tu alma, descalzo,tu alma.
Andrés Aguilar
Priego de Córdoba, 2021
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