lunes, 15 de noviembre de 2021

Las cebollas vacías - Andrés Aguilar

 

Las cebollas vacías

Un día ves que las cebollas vacías,
para rellenarlas, han picado
tu corazón en cachitos
y tus higaditos y los ajos
para hacerlas en un horno
quemando mucho.

Y vuelves de tu puto trabajo
de poeta jodido
sentado en un banco en un parque
fumando petas de marihuana
y bebiendo de una litrona
cansado de rutina
inventando ficciones de amor
y sexo.
Jodido trabajo.

Pones todo el cariño,
cariño del mundo, en buscar
ardid que dé motivo al
¿por qué te vas?

Tan ligera y sin adiós
y cuando llego de trabajar
dejo en la cocina
entre platos con adiós de moho
y odios
la botella de cerveza.

Hoy no he ganado en aguardiente
ni porros
para comprarte diamantes
falsos
ni perlas aliñadas
ni las machacadas con corazones
de esas aceitunas
que ya no recuerdas que laten.

Porque nunca serán poemas
para que seas feliz.

Cada día te horrorizo más a ti
y pienso que eres un barco murciano
sin redes ni marineros
ni ancla ni remos,
ya te veo alejarte, pañuelos adioses
y te estrellas contra bajíos
descorazonados
como mis besos
y mis sirenas alcohólicas.

No habrá más aceitunas aliñadas
ni actitudes pidiendo
permiso para hablar o para
rozar tu pellejo esquivo
en negro sobre blanco
esquivo… esquivo,
me voy a trabajar
fumando mis porros y mi cerveza
soñando pisar tu alma, descalzo,
tu alma.

Andrés Aguilar
Priego de Córdoba, 2021

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