La villa
Las esquinas llenas de juegos
con noches eternas de verano,
poemas vegetales sobre la cal
del silencio y cenefas de palabras.
Luego las calles empapadas,
el frío reconocido en noviembre,
y la vida circulando sin manual.
La verbena con vinos y amaneceres
y los deseos abiertos en el balcón.
Me visitan los que se fueron,
se llevan el tiempo en la huida
lejos de las calles, en la noche,
a la patria olvido de las ausencias
que también habitaré
Manuel Molina González
Fotografía: Ana Gallego
Priego de Córdoba
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