El dintel del beso presentido
Rodará por la angustia - ¡angosta espina!-
muchos años amor de blanco seno
velando el sol su ardiente naftaleno
guardó intacta la espera cristalina
Rodó el tiempo y la estrella matutina
murió por no brillar en lecho ajeno
armada de un fulgor blanco y sereno
volvió, mitad mortal mitad divina
Pero el beso ajado y polvoriento,
prisionero -¡no llores vida mía!-
palideció entre dos mundos errantes
Solo el mar del destino, el firmamento
como un rayo de sol del mediodía
unirá para siempre a los amantes
Consuelo Aguayo Ruiz-Ruano
Agosto de 2021
No hay comentarios:
Publicar un comentario