Infancia
Mi infancia son recuerdosdel jardín, muy cerca del Bembézar,una piscina, naranjosy algún que otro limonero.
Tardes de gloria salpicadas de espuma,sin asomo de ayer ni anhelo de un mañana,el instante puro, pleno y radiante:todo vida y nada más.
Felices y jóvenes, podíamos volar.
En la mañana frescas, de abril o mayo,camino arriba, los niños cantaban el rosario,en la aurora blanca.
Días de plenitud, serenos, luminosos;al final del camino no había nada y era todo.
Bajábamos sin miedo,enloquecidos de alegría,la pendiente hacia el arroyocon nombre morisco:Guazulema (todas sus letras enamoran).Nunca hubo un día como éste, ni más feliz.Éramos osados e inmortales.
Si existió algún día oscuroel tiempo lo habrá reparado.
Francisco César
San Sebastián, 2 de enero de 2021
Felizmente te hemos descubierto, Francisco César. Afortunados somos por ello. Gracias a nuestro común y desinteresado Rafa Vilas, ha sido una realidad. Larga vida al blog
ResponderEliminarPaco, acostumbrados a leerte en versos de otros nos sorprendes ahora con un poema sencillo y cálido que brota de tu fértil venero de sensibilidad. El Guazulema fue nuestro Jordán de niños. En él fuimos bautizados como buenas personas para la eternidad. Desde aquí, os animo a Pedro Calle, Andrés Osado, José Luis Roldán, a ti, por supuesto... Y a cuantos otros deseen encandilarnos con sus poesías. Enhorabuena.
ResponderEliminarUna prosa lirica, pura, cálida, sencilla y emotiva que revive alegres tiempos juveniles.
ResponderEliminarHe disfrutado con su lectura amigo Paco
Se me había olvidado Fernando, nuestro gran poeta del campo. Perdona Fernando.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espero que Fernando también visite nuestras páginas y disfrutar de su obra.
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