Miradas
Me siento ignífugoentre ardientes soles que quemanmis ansias donde pacenborregos y bestias en alacenasde maderas barnizadas.
Mi pelo se extiende en el sutil vientoque maneja mis pelos canosy no entra en la casa, donde,recogido en trenzas de esparto,curan mis quesos descuidados.
Donde se ven los ojos ajenos,hablar es un ejercicio gimnástico,mirándose, rebuscando en los bolsillosdesnudos, ardiendo las pelusas,las joyas que se quedanentre las uñas de los dedos.
Hoy me han regalado en la floristeríauna flor con una lamparillay con asco he pagado con un besoel estiércol con el que quieresqué y que no habrá manera,hacerme eterno amor.
Ostentan violines Ángelesde inmaculados sustentorios,recogiendo las cenizasque de supositorios con sus alasvienen trayendo las plumas de sapos.
Andrés Aguilar Pérez
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